6/2/10

Ley Antitabaco 2010

Como todos sabemos, la nueva ley antitabaco prohíbe fumar en espacios públicos cerrados, locales de ocio y restaurantes. Esto ha provocado pataletas y berrinches en algunos fumadores que reivindican su derecho a echar sus malos humos en la cara de los resignados fumadores pasivos que, en todo este tiempo, no han tenido otra opción que inhalar sustancias cancerígenas ajenas si querían continuar viviendo integrados en la sociedad. Incluso, los más osados fumadores llegan a pensar que los fumadores pasivos deberían pagarles por estar consumiendo de su tabaco y, por tanto, de su dinero sin caer en la cuenta de que ya lo están haciendo cuando pagan sus caprichos en la sanidad pública, como por ejemplo las intervenciones quirúrgicas para tirar por la borda el trabajo constante que les ha costado producir los tumores pulmonares. Gracias a esta ley se pone fin a esta situación injusta y se beneficia tanto a no fumadores como, créanlo, a fumadores.

A base de la lectura de “Prohibido Fumar” en los carteles, más de un adicto al alquitrán hará análisis de conciencia, reconocerá su falta (hacia su propia integridad, la de los demás y ahora también hacia la ley) y, después de arrepentirse de todo el daño causado, todavía con lágrimas en los ojos, se hará un propósito de enmienda para dejar de fumar. Si esto se cumple, de una vez por todas los fumadores pasivos podrán oler sin interferencias el agradable aroma característico de un café recién hecho en la cafetería o disfrutar plenamente de la fragancia que desprende la persona amada cuando estén de velada romántica en un restaurante. Por otra parte, los fumadores en vez de practicar el genocidio, pueden dedicarse a gastar su dinero en cosas más saludables como un sándwich vegetal o un zumo natural de naranja y, por qué no, también es posible que puedan llegar a recuperar el sentido del olfato y deleitarse de la misma manera que los anteriores.

Además, en contra de lo que muchos trabajadores del sector de la hostelería piensan, esta ley les generará beneficios a medio plazo, pues los jóvenes cadáveres de los que ahora consumen tabaco carecerán completamente de rentabilidad para ellos en pocos años, aparte de que aumentarán los clientes no fumadores que antes no se atrevían a salir de sus casas.

En conclusión, dice Santo Tomás que el hombre tiende por naturaleza, entre otras cosas, a conservar su propia existencia y que de ahí se deriva la necesidad de establecer una Ley Humana que concrete estos principios naturales. Por esa razón, veo adecuado el endurecimiento de la ley antitabaco con el fin de mejorar la salud y conservar la existencia de los fumadores y de los fumadores pasivos. Sin embargo, aunque constituye un paso adelante en esta conservación, no debemos olvidar que solo se verá culminada con la abolición absoluta de este tipo de sustancias nocivas.

Canción de Fuego



Se dedicaba a jugar con cerillas, fuego y pasiones que ardían intensamente sobre una alfombra encharcada de gasolina y a veces podía ver de cerca el peligro de que esas danzas efusivas le provocaran una intoxicación en el alma por inhalación o, incluso, llegaran a carbonizarla viva.

La solución más sencilla podría ser apagar el fuego con palabras de negación y convertirlo en cenizas, pero sabía que la falta de ese impresionante espectáculo que contemplaba con creciente admiración le haría volver a morir. Era el riesgo lo que le hacía sentirse viva y no quería dejarlo. Quizás se arrepintiera cuando ya nada tuviera remedio, pero, mientras tanto, tenía ganas de abrasarse y permanecer en continuo estado de alerta, fijándose cuidadosamente en cada cambio y movimiento hasta llegar al límite. Mucho más allá de las metas establecidas en un principio. Mucho más allá de cualquier meta imaginada con anterioridad...