Nació en las profundidades del mar,
era un pez como otro cualquiera,
con sus vecinos de pequeño solía jugar
emergiéndose y sumergiéndose sin parar.
No había más preocupación,
sólo necesitaban un flotador
y tenía lugar la diversión
en aquel apartado rincón
en el que apenas gozaban de los rayos del sol.
Pasaban los días y nada nuevo ocurría allí,
de la rutina el joven pececillo quería huir,
pues había dejado de ser feliz
y nuevo mundo anhelaba descubrir.
Se alejó de la multitud,
observó detenidamente el mar azul
y creyó encontrar la manera de alcanzar la luz
que le despojase de su pesada cruz.
Pasó del qué dirá la gente,
se las dio de valiente
y comenzó a nadar contra corriente
con un pensamiento en la mente:
él quería ser diferente.
Solitario y preso de la confusión
algunas vicisitudes pasó,
malos tragos en muchas ocasiones se llevó
y con la sal en la garganta su camino continuó.
Estaba nadando en medio de la nada,
mientras las olas golpeaban con fuerza
y retumbaban duramente en su cabeza.
Decidió evadirse de la realidad,
pensar que su sueño era capaz de lograr
y que nada malo tendría ya lugar
si demostraba que sabía esperar.
Encontró algunos acompañantes en su viaje
que de sus secretos se hicieron confidentes
para animarle a seguir hacia delante
y desaparecer para siempre seguidamente.
Pero un día sintió como de repente agonizaba,
sabía que se ahogaba y que todo se acababa,
dejó de luchar y navegó a la deriva
hasta que su maltrecho corazón dejó de latir ya
y se convirtió en un manojo de crueles espinas.
Murió tranquilo,
conforme a sus ideales había vivido,
pues de lo contrario se hubiera arrepentido,
de no haber luchado por lo querido.
4 comentarios:
Nemo my name for evermore.
Si tu huyes a nado, yo te acompaño!
Quién te ha dicho que ese pececillo tan tontorrón sea yo? ò.Ó xDD.
No sé, yo almenos no lo he dicho.
Sólo he dicho que si TÚ saltas, yo salto. =)
=)
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