23/8/13

Sobre Discotetas o Disco-tk

Tengo un serio problema, debería ir a hacérmelo mirar urgentemente… Eso es lo que piensa el 90% de la gente cuando les digo que no me gustan las discotecas o sucedáneos que reúnan las condiciones de: noche, antro oscuro, música (o incluso pseudomúsica) alta, falta de sillas y mesas, alcohol y todo lo que de ello deriva…

Si vamos analizando cada uno de estos factores, puedo comenzar diciendo que me considero amante del buen dormir. Debe ser que soy rara, pero a ciertas horas de la madrugada me empieza a entrar sueño a no ser que haya tenido que recurrir a la cafeína o me lo esté pasando estupendamente bien; cosa infrecuente, o más bien inexistente, en las citadas discotecas/garitos.

No llego a comprender esa fijación por querer salir de noche siempre… Noche, noche, noche... Se me antoja cruelmente repetitivo y rutinario. ¿Qué de malo tiene la tarde? Para mí, es algo mucho más natural, menos forzado. Yo barajo la hipótesis de que algunas personas de mi edad prefieren salir de noche aunque no les guste el ambiente en sí porque es algo más de “mayores”, de “guays”. Es como si siguieran en esa etapa en la que había que hacer méritos para parecer (y solo parecer) adultos.

En relación con mi poca simpatía hacia la noche se encuentra también mi disgusto hacia la oscuridad en sí. Me parece triste y aburrida, como los locales de los que os hablo. Los turistas vienen a España en busca de sol y aquí se huye de él… Desde luego, el mundo al revés.

Otro aspecto complejo es la música, si es que se diera el caso de poder llamarse así. Seamos positivos e imaginemos que sí, que vamos a una discoteca o garito de rock, por ejemplo.

La verdad es que en esa situación me sigue sin atraer en exceso la idea, aunque algo mejora. Sin embargo, no toda la música que me gusta oír en mi casa me gusta oírla en esos lugares, como es el caso del Metal. Pasar más de una hora en un lugar de esos con “gritantes” es realmente agotador e insufrible.

No hablemos ya del volumen de la música… La mejor canción de la historia se puede convertir en un dolor de cabeza en un abrir y cerrar de ojos. Para colmo, te impide hablar y escuchar a los demás, por lo que, o bailas, o has de quedarte como un monigote parado en mitad de la pista sin hacer NADA. Y, como habréis podido imaginar ya a estas alturas, a mí ni me gusta ni sé bailar, por lo que me quedo como triste monigota observando cómo los demás hacen el tonto y se van etilizando poco a poco.

En esa situación en la que has de pasar horas de pie sin hacer nada interesante se te empieza a cansar todo el cuerpo, sumado al sueño que ya tenías. Así que deseas un lugar, por pequeño que sea, para poder sentarte… Pero no existe. Solo hay 3 o 4 sofás que están permanentemente ocupados y si debido a un milagro estuvieran libres y se te pasa por la cabeza acomodarte allí, al instante oirás una voz de los de tu grupo diciendo: “Venga hombre, no te sientes, baila! No seas sosa!”. Entonces te toca forzar una sonrisa y levantarte a fingir que la disco es lo más, solo por no oírlos, porque la verdad es que ese tipo de gente suele ser bastante insistente, rozando lo irritante.

Y claro, yo tampoco bebo y la gente allí se pone pedo como Alfredo, lo que abre aún más la brecha entre los “fiesteros” y yo. Suele ocurrir que los borrachos se ríen de todo y por todo y ya por eso la gente lo asocia a diversión, pero realmente es de lo más patético que puede existir. Además, al día siguiente ya no recordarán esa “gran noche”, aunque la verdad que casi mejor así, porque si las recordaran más de uno se moriría de la vergüenza, o del asco.

Y, por último, pero no por ello menos importante, comentar lo perpleja que me deja el comportamiento de la masa en esos lugares. De vez en cuando se pueden encontrar chicas y chicos normales, pero no es lo habitual.

Lo más habitual es ver minifaldas intencionadas, tacones y escotes de infarto que son perseguidos por una manada de babosos. Lo peor y lo más trágico de todo es que algunas hasta tendrán la esperanza de encontrar en ese antro a su príncipe azul y se pensarán que su éxito social allí tiene algo que ver con su verdadera forma de ser… Muchas necesitan sentirse admiradas a cualquier precio, y lo pagan de la manera más rastrera posible, vaya si lo pagan. En cuanto a ellos, también se arrastran vilmente, esta vez en forma de invitaciones alcohólicas a sus presas esperando que así piquen en su triste, penoso y repugnante anzuelo.

Con este panorama creo que no solo a los borrachos les entran las ganas de vomitar, porque a mí, desde luego, se me revuelven las tripas de ver semejante espectáculo, que en términos modernos se denomina “desfase”.

En fin, podría explayarme mucho más e incluso escribir un libro sobre el absurdo de las discotetas, pero preferiría hacerlo sobre otra cosa.

Y no me vayan a decir ustedes eso de: “si no te gusta no vayas”, pues no suelo ir casi nunca, pero a veces, como mañana por la noche, hay que dar el brazo a torcer por los amigos ;)

6 comentarios:

alma perdida dijo...

No comparto que tengas esa opinión.He pasado alguna fiesta que otra contigo.Nada mas que decir :p

Paula dijo...

Pues sí, no puedo negar que he ido a más de una, a más de dos y a más de tres discotecas...

Es por eso que sé que no son lo mío, que ese no es mi lugar, aunque haya pasado por épocas en la que yo intentaba convencerme de que sí lo era y, en ocasiones, convenciera a los demás.

Pero ahora la verdad es que ya no siento esa necesidad de querer aparentar ser "guay", que, aunque suene triste, es por lo que he salido algunas veces.

Y eso no quita que, dentro de esas veces, me lo haya podido pasar bien, porque lo he hecho, pero no con los métodos apropiados. Supongo que tú ya me entiendes ;)

erMoya dijo...

Comparto tu opinión, al menos parcialmente, pues tu eres más hardcore que yo. No obstante, yo matizaría y haría una diferencia entre discoteca y pub. Si bien éste es como la primera, pero en reducidas dimensiones, también es cierto que, al menos en mi tierra, el ambiente resulta ser ligeramente distinto. Los clichés se cumplen, pero el bailoteo no tanto. Mucha gente acude a esos sitios buscando socializarse, conversar y charlar (no de cosas transcendentales). Con frecuencia esa conversación (si el 'antro' da para ello) puede ser algo tan banal como comentar vida y milagros del artista del tema que está sonando. Además, el volumen de la música suele ayudar a 2 cosas. De un lado privacidad, ya que puedes hablar a gritos de algo super íntimo que el grupo de al lado no se va a enterar. Y de otro lado… bueno, imagínatelo. Hay que arrimarse para escucharse :P

Pero no todo el monte es orégano. Hay un 'modelo' de pub (o incluso de discoteca) que se está perdiendo (o convirtiéndose en 'zonas VIP' dentro de las mismas) donde abundaban las sillas e incluso las mesas. Y de ese 'modelo' cabría destacar un tipo en concreto que, a la postre, ha acabado siendo mi favorito. La taberna convertida en pub… irlandés. Alguna de mis mejores noches han sido sentado en un antro de esos. La música está alta, pero no tanto. Da lo justo para mantener una conversación (levantando un poco la voz, si) desde el otro lado de la mesa. Y si te gusta la cerveza 'rara', pues no digo más!

Por lo demás, hay alguna que otra razón por la que gente a la que no nos gusta (o al menos, no tanto) el rollo disco/pub, acabamos yendo a esos sitios sábados tras sábado. Pero esas me las guardo para cuando quieras psicoanalizarme. :P

Paula dijo...

La verdad es que, de las opciones que hay de noche, los pubs irlandeses son lo que eligiría porque no reúnen esas condiciones de las que hablo en la entrada. Uno se puede sentar, hablar algo más, la música no suele estar muy alta, no hay bailoteo y tal ^^

+ 1 a los pubs irlandeses!! Además la música mola un cacho :P

Y ya me contarás esas razones!

Sara dijo...

Me ha gustado mucho el post, comparto todo lo que dices. Pero me sorprende mucho que digas todo eso. Yo a tí te he visto de fiesta, te he visto bailar, te he visto beber...

Yo también las piso muy de vez en cuando, y bailo o hago que bailo como todo el mundo, pero no bebo (o una copa como muchísimo y casi nunca) y jamás me he pillado una borrachera.

Lo tuyo más bien creo que es que te has cansado de las discotecas. Que tuviste tu época de discotecas, de beber, y de pasártelo bien allí, pero ya te has cansado de ello. A mí, sin embargo, nunca me han gustado.

Sara dijo...

Me ha gustado mucho el post, comparto todo lo que dices. Pero me sorprende mucho que digas todo eso. Yo a tí te he visto de fiesta, te he visto bailar, te he visto beber...

Yo también las piso muy de vez en cuando, y bailo o hago que bailo como todo el mundo, pero no bebo (o una copa como mucho y muy de vez en cuando) y jamás me he pillado una borrachera.

Lo tuyo más bien creo que es que te has cansado de las discotecas. Que tuviste tu época de discotecas, de beber, y de pasártelo bien allí, pero ya te has cansado de ello. A mí, sin embargo, nunca me han gustado.