1/12/12

Respeto.

Señoras y señores, hoy les traigo recién salido del horno el vídeo de lo que ocurrió la semana pasada en Campeonato Mundial de Karate de la WKF.

Se enfrentaban en la final de su categoría Luigi Blusà y Rafael Aghayev, resultando ganador Blusà. Pero lo sorprendente de todo este asunto fue la reacción del ganador que, sin saludar a su compañero tras el combate, se lanzó a bailar el famoso Gagnam Style en mitad del tatami:



Personalmente a mí no me gustó nada este gesto. Sé que es una alegría enorme ganar un Campeonato Mundial y que en ese momento aumenta la adrenalina de manera disparatada, pero lo mismo que hay que saber perder, hay que saber ganar y tener un respeto por el compañero. En el vídeo se puede ver claramente la cara de disgusto de Rafael Aghayev  mientras su contrincante sin hacerle una mísera reverencia se pone a bailar de manera estúpida e infantil sobre el tatami, casi a modo de burla.

Es precisamente el respeto al compañero una de las cosas más importantes que intentan enseñar las artes marciales y aquí vemos que claramente ha fallado. La honestidad y autocontrol del verdadero samurái brillan por su ausencia y son sustituidas por el egocentrismo más absoluto y patético. Son estos aspectos, a parte de la técnica, los que se entrenan (o deberían entrenarse) día a día en el Dojo y que un campeón mundial ya debería haber aprendido hace tiempo.

Pero… ¿Es realmente esta persona un insensible, irrespetuoso y payaso? Muchos creerán que sí y puede que así sea, pero yo me inclino más a pensar que lo mismo se debe a que se está perdiendo gran parte de la tradición en las artes marciales. Precisamente en esa tradición de educar en valores a la vez que se realizan las técnicas los Senseis juegan un papel clave. Sé por experiencia que existen tanto Senseis con gran espíritu marcial que hacen todo lo posible por transmitirlo y evitar cosas como esta y otros "Senseis" de más dudosa marcialidad que no contribuyen mucho.

Pero tampoco nos llevemos a engaño, el Sensei aunque es la mayor vía de acercamiento a estos principios no podrá conseguir nunca nada si, a parte, cada alumno no hace una pequeña reflexión individual sobre su supuesta marcialidad, si es que es eso lo que verdaderamente le interesa.

En fin, que me da miedo pensar que como se siga extendiendo esa anti-marcialidad tan evidente, todas las artes marciales se verán reducidas a una competición de egos carentes de toda filosofía y valor moral. Y es una pena, porque habrán aprendido mucho sobre la técnica A, B y C pero nada sobre la vida, no habrán aprovechado el potencial de las artes marciales como camino para el desarrollo personal.

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