27/5/11

Excusas vs Voluntad

Hay que distinguir dos tipos de excusas: las que se le ponen a los demás y las que nos ponemos a nosotros mismos. Podríamos considerar como útiles las excusas con los demás cuando queremos librarnos de algún engorro poco productivo que alguien nos echa encima, véase la petición de un libro (pues para el que no lo sepa: libro prestado, libro perdido) o alguna quedada el día que te apetece hacer una sesión casera de libros, películas o lo que sea.

Lo que voy a hacer a continuación es escribir un alegato contra las excusas con nosotros mismos, que son las peores. Sí sí, esas que nos tranquilizan momentáneamente la conciencia cuando hemos faltado al deber que creíamos justo o simplemente pensamos hacerlo. Precisamente por eso, porque nos alejan de cosas que deberíamos hacer. Seguro que también os suenan las típica frases de: “hoy ya no estudio porque estoy cansad@”, “ya empiezo la dieta mañana, hoy me doy un caprichito”, etc. Y son excusas que principalmente inventamos no para aliviarnos la culpa por algo que no podemos hacer, sino para evitar algo que podemos hacer.

Basta ya de estas excusas que no hacen más que entorpecer los deseos de mejorar. Lo que realmente hay que trabajar es la voluntad, y este debería ser el objetivo universal de todas las personas para poder alcanzar los diferentes objetivos individuales que todos tenemos. Todos los sueños comparten esto, necesitan voluntad y matar a las excusas.

VOLUNTAD

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