Como todos sabemos, la nueva ley antitabaco prohíbe fumar en espacios públicos cerrados, locales de ocio y restaurantes. Esto ha provocado pataletas y berrinches en algunos fumadores que reivindican su derecho a echar sus malos humos en la cara de los resignados fumadores pasivos que, en todo este tiempo, no han tenido otra opción que inhalar sustancias cancerígenas ajenas si querían continuar viviendo integrados en la sociedad. Incluso, los más osados fumadores llegan a pensar que los fumadores pasivos deberían pagarles por estar consumiendo de su tabaco y, por tanto, de su dinero sin caer en la cuenta de que ya lo están haciendo cuando pagan sus caprichos en la sanidad pública, como por ejemplo las intervenciones quirúrgicas para tirar por la borda el trabajo constante que les ha costado producir los tumores pulmonares. Gracias a esta ley se pone fin a esta situación injusta y se beneficia tanto a no fumadores como, créanlo, a fumadores.
A base de la lectura de “Prohibido Fumar” en los carteles, más de un adicto al alquitrán hará análisis de conciencia, reconocerá su falta (hacia su propia integridad, la de los demás y ahora también hacia la ley) y, después de arrepentirse de todo el daño causado, todavía con lágrimas en los ojos, se hará un propósito de enmienda para dejar de fumar. Si esto se cumple, de una vez por todas los fumadores pasivos podrán oler sin interferencias el agradable aroma característico de un café recién hecho en la cafetería o disfrutar plenamente de la fragancia que desprende la persona amada cuando estén de velada romántica en un restaurante. Por otra parte, los fumadores en vez de practicar el genocidio, pueden dedicarse a gastar su dinero en cosas más saludables como un sándwich vegetal o un zumo natural de naranja y, por qué no, también es posible que puedan llegar a recuperar el sentido del olfato y deleitarse de la misma manera que los anteriores.
Además, en contra de lo que muchos trabajadores del sector de la hostelería piensan, esta ley les generará beneficios a medio plazo, pues los jóvenes cadáveres de los que ahora consumen tabaco carecerán completamente de rentabilidad para ellos en pocos años, aparte de que aumentarán los clientes no fumadores que antes no se atrevían a salir de sus casas.
En conclusión, dice Santo Tomás que el hombre tiende por naturaleza, entre otras cosas, a conservar su propia existencia y que de ahí se deriva la necesidad de establecer una Ley Humana que concrete estos principios naturales. Por esa razón, veo adecuado el endurecimiento de la ley antitabaco con el fin de mejorar la salud y conservar la existencia de los fumadores y de los fumadores pasivos. Sin embargo, aunque constituye un paso adelante en esta conservación, no debemos olvidar que solo se verá culminada con la abolición absoluta de este tipo de sustancias nocivas.
6 comentarios:
Si sí, pero ver el Rainbow (mítico pub heaviata granaíno) libre de humos (algo que, aún ley de por medio me cuesta creer que ocurra) tiene que ser muy mítico!
Por lo demás, a mi me 'encanta' cuando los fumadores se quejan de la ley. Ahí, reivindicando su derecho a joder a los demás.
Besos!
Me ha molado, yeah.
Aunque yo soy fumadora, pero me ha gustado, y bueno, los locales no tendrán que preocuparse por mí, porque con lo caras que están las copas, el botellón es la mejor opción y en la calle se puede fumar xDD
En cuanto a los fumadores pasivos, sólo he de decir que me quedo con la brillantísima frase de Sabina el otro día en Salvados: Los fumadores pasivos nos deberían pagar a los fumadores porque están consumiendo de nuestro tabaco, y por tanto de nuestro dinero xDDD...
Que capullo el Joaqui! =P
He modificado la entrada incluyendo ese argumento y contraargumentándolo después! Muajajaja!
No soy fumador, así que estará bien poder entrar en locales donde no haya humo...pero quizá se podrían dejar algunos sitios privados que cumplieran ciertos requistos a lo qe decidieran los dueños, ¿no te parece? ;)
No me parece Explorador. LOs mozos que atendieran en el lugar destinado a los fumadores recibirían igual la contaminación y la ley debe velar por ellos, a menos que los empleadores estuvieran dispuestos a asumir de su costo, un seguro especial de salud y discapacidad, para el caso de que alguno de sus empleados enfermara debido a los malos humos.
Sí, tiene razón Don Miguel, conforme con los trabajadores por cuenta ajena...pero en los negocios regentados por una persona sin trabajadores a su cargo, debería poder elegir en ciertos casos, ¿no te parece?. Creo que unas leyes tan drásticas serán más incumplidas, además. Y en España no es algo que escandalice mucho, eso...
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