6/2/10

Canción de Fuego



Se dedicaba a jugar con cerillas, fuego y pasiones que ardían intensamente sobre una alfombra encharcada de gasolina y a veces podía ver de cerca el peligro de que esas danzas efusivas le provocaran una intoxicación en el alma por inhalación o, incluso, llegaran a carbonizarla viva.

La solución más sencilla podría ser apagar el fuego con palabras de negación y convertirlo en cenizas, pero sabía que la falta de ese impresionante espectáculo que contemplaba con creciente admiración le haría volver a morir. Era el riesgo lo que le hacía sentirse viva y no quería dejarlo. Quizás se arrepintiera cuando ya nada tuviera remedio, pero, mientras tanto, tenía ganas de abrasarse y permanecer en continuo estado de alerta, fijándose cuidadosamente en cada cambio y movimiento hasta llegar al límite. Mucho más allá de las metas establecidas en un principio. Mucho más allá de cualquier meta imaginada con anterioridad...

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