“Sé que pensando cada segundo en ti y en las ganas de volver a abrazarte te sentiré muy cerca de mí.”
Locuras y razonamientos, música y silencios, gustos y disgustos, sonrisas y lágrimas.
29/7/13
23/7/13
Perfección
No sé por dónde empezar, y es que son tantas las cosas acumuladas en tan poco tiempo…
Primero podría decir que de ti me gusta todo. Supongo que tendrás algún defecto, pero yo aún no lo conozco y sé que, cuando los vaya descubriendo poco a poco, no oscurecerán ni un ápice mis sentimientos hacia ti. Al contrario, te harán mucho más humano, más cercano a lo que yo considero que soy. Así mismo, confío en que cuando tú desveles los míos, intentarás comprenderme y ayudarme a avanzar.
Será nuestra base el respeto mutuo y la comprensión. Confiaremos para siempre el uno en el otro, evitando por medio de la comunicación sincera cualquier incertidumbre que nos aceche. Suena bonito, y quizás alguno pensará que irreal también, pero lo mejor es que ya hemos empezado a practicarlo y yo no encuentro motivos para no seguir haciéndolo durante el resto de mi vida.
Y es que me haces feliz con todos tus detalles. Entre tus brazos me siento protegida y cuidada como en ningún otro lugar, con esa ternura que desprendes, tu atención minuciosa para que todo salga bien cuando estamos juntos… Todo eso lo noto y te lo agradezco infinitamente porque realmente me siento amada y eso es algo muy difícil de conseguir. Por mi parte, intento también aproximarme a esa perfección porque cualquier otra cosa que no fuera eso, la perfección más absoluta, no te la merecerías jamás, por buena que fuera.
Por último solo me gustaría hacerte una petición: que no cambies nunca nunca nunca, cosita bonita.
Primero podría decir que de ti me gusta todo. Supongo que tendrás algún defecto, pero yo aún no lo conozco y sé que, cuando los vaya descubriendo poco a poco, no oscurecerán ni un ápice mis sentimientos hacia ti. Al contrario, te harán mucho más humano, más cercano a lo que yo considero que soy. Así mismo, confío en que cuando tú desveles los míos, intentarás comprenderme y ayudarme a avanzar.
Será nuestra base el respeto mutuo y la comprensión. Confiaremos para siempre el uno en el otro, evitando por medio de la comunicación sincera cualquier incertidumbre que nos aceche. Suena bonito, y quizás alguno pensará que irreal también, pero lo mejor es que ya hemos empezado a practicarlo y yo no encuentro motivos para no seguir haciéndolo durante el resto de mi vida.
Y es que me haces feliz con todos tus detalles. Entre tus brazos me siento protegida y cuidada como en ningún otro lugar, con esa ternura que desprendes, tu atención minuciosa para que todo salga bien cuando estamos juntos… Todo eso lo noto y te lo agradezco infinitamente porque realmente me siento amada y eso es algo muy difícil de conseguir. Por mi parte, intento también aproximarme a esa perfección porque cualquier otra cosa que no fuera eso, la perfección más absoluta, no te la merecerías jamás, por buena que fuera.
Por último solo me gustaría hacerte una petición: que no cambies nunca nunca nunca, cosita bonita.
12/7/13
De críticas y criticones.
¡Ojalá recibiera muchas más críticas! Y sí sí, lo digo en serio. Las críticas son un potentísimo motor de cambio que te hacen reflexionar sobre tus actos, aprender tus (y de tus) errores y aspirar a mejorarlos.
Pero… No nos llevemos a engaño. No quiero críticas a cualquier precio: criticar por criticar sin tener conocimiento de lo que se dice no es de críticos, sino de criticones. Y ese tipo de críticas no me conduce a nada más que al enfado y la rabia. Se acusa a alguien de algo que no es, con los riesgos que ello conlleva como, por ejemplo, que se lo crea; especialmente si esa persona es vulnerable o no se conoce bien a sí misma en ese área.
Decían un par de psicólogos que crearon la llamada “ventana de Johari” que el yo de las personas se divide en cuatro partes: las cosas sobre mí mismo que los demás conocen y que yo conozco (por ejemplo que me llamo Paula), las cosas sobre mí mismo que yo conozco y que los demás no conocen (que soy asesina en serie, pero shhh!!!), las cosas sobre mí mismo que yo no conozco y que los demás sí conocen (¿alguna crítica recibida?) y cosas sobre mi mismo que ni yo ni los demás conocemos (igual algún día…).
Acepto amablemente críticas sobre aspectos negativos míos o de mis acciones que yo conozco (mi yo público); ante la evidencia es lo que hay, lo siguiente solo es mejorar.
Algo más de tiempo y de quebradero de cabeza me llevan aquellas críticas sobre aspectos que son conocidos por los demás pero no por mí (mis puntos ciegos), pero que aún así son parte de mí. Con un poquito de esfuerzo por mi parte y la correspondiente llamada de atención externa eso puede pasar a formar parte de mi yo público, lo cual me hace sentir que me conozco y me comprendo un poquito mejor que antes. Por eso este tipo de críticas también me parecen muy positivas, aunque al principio siempre escueza.
Sin embargo, lo que no tolero es que critiquen facetas que ni siquiera han llegado a atisbar (mi yo privado y mi yo desconocido). Ese tipo de crítica es el que no tiene ninguna fundamentación lógica y solo sirve para sembrar el caos y la confusión…
Por favor, comprueben antes de importunar con sus enjuiciamientos si lo que van a escupir cumple con un mínimo de veracidad. De no ser así la abstención es, de lejos, la mejor opción.
Y no dejen nunca de proseguir con las críticas realmente constructivas. Sin ese feedback o apoyo todos seríamos un completo yo ciego y eso… Eso es muy triste.
Por último, a los criticados, simplemente mastiquen antes de digerir: no se trata ni de tragar todo ni de no tragar nada. Y es que ya decía Aristóteles que la virtud está en el término medio.
Y, por supuesto, elemental es también el modo en el que se formula la cuestión… Si se dice con un mínimo de habilidades sociales hasta las críticas más infundadas y rocambolescas pueden ser bien recibidas (que no aceptadas) y rebatidas de manera serena. Pero el problema está en que ese no suele ser el caso y de ahí mi discurso de hoy.
Ahí lo dejo señores. Sean felices y coman perdices.
PD: Quería escribir de manera normal sin recurrir a psicólogos, psicología y palabros de este campo, pero… :/
Pero… No nos llevemos a engaño. No quiero críticas a cualquier precio: criticar por criticar sin tener conocimiento de lo que se dice no es de críticos, sino de criticones. Y ese tipo de críticas no me conduce a nada más que al enfado y la rabia. Se acusa a alguien de algo que no es, con los riesgos que ello conlleva como, por ejemplo, que se lo crea; especialmente si esa persona es vulnerable o no se conoce bien a sí misma en ese área.
Decían un par de psicólogos que crearon la llamada “ventana de Johari” que el yo de las personas se divide en cuatro partes: las cosas sobre mí mismo que los demás conocen y que yo conozco (por ejemplo que me llamo Paula), las cosas sobre mí mismo que yo conozco y que los demás no conocen (que soy asesina en serie, pero shhh!!!), las cosas sobre mí mismo que yo no conozco y que los demás sí conocen (¿alguna crítica recibida?) y cosas sobre mi mismo que ni yo ni los demás conocemos (igual algún día…).
Acepto amablemente críticas sobre aspectos negativos míos o de mis acciones que yo conozco (mi yo público); ante la evidencia es lo que hay, lo siguiente solo es mejorar.
Algo más de tiempo y de quebradero de cabeza me llevan aquellas críticas sobre aspectos que son conocidos por los demás pero no por mí (mis puntos ciegos), pero que aún así son parte de mí. Con un poquito de esfuerzo por mi parte y la correspondiente llamada de atención externa eso puede pasar a formar parte de mi yo público, lo cual me hace sentir que me conozco y me comprendo un poquito mejor que antes. Por eso este tipo de críticas también me parecen muy positivas, aunque al principio siempre escueza.
Sin embargo, lo que no tolero es que critiquen facetas que ni siquiera han llegado a atisbar (mi yo privado y mi yo desconocido). Ese tipo de crítica es el que no tiene ninguna fundamentación lógica y solo sirve para sembrar el caos y la confusión…
Por favor, comprueben antes de importunar con sus enjuiciamientos si lo que van a escupir cumple con un mínimo de veracidad. De no ser así la abstención es, de lejos, la mejor opción.
Y no dejen nunca de proseguir con las críticas realmente constructivas. Sin ese feedback o apoyo todos seríamos un completo yo ciego y eso… Eso es muy triste.
Por último, a los criticados, simplemente mastiquen antes de digerir: no se trata ni de tragar todo ni de no tragar nada. Y es que ya decía Aristóteles que la virtud está en el término medio.
Y, por supuesto, elemental es también el modo en el que se formula la cuestión… Si se dice con un mínimo de habilidades sociales hasta las críticas más infundadas y rocambolescas pueden ser bien recibidas (que no aceptadas) y rebatidas de manera serena. Pero el problema está en que ese no suele ser el caso y de ahí mi discurso de hoy.
Ahí lo dejo señores. Sean felices y coman perdices.
PD: Quería escribir de manera normal sin recurrir a psicólogos, psicología y palabros de este campo, pero… :/
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