Locuras y razonamientos, música y silencios, gustos y disgustos, sonrisas y lágrimas.
28/11/11
27/11/11
Escapar
Oídos, ojos y boca abiertos. Mente cerrada. Dejarse llevar por la corriente es el paradigma de aquel que se niega a construir su propio destino: algo fácil y sin crédito.
Vislumbrar posibles alternativas sin cerrar puertas es el primer paso hacia el abandono de la heteronomía. Creo que esta transición es bastante difícil si el abanico de opciones pasa inadvertido ante nuestros ojos, pero si alguna vez hemos llegado a sentir su presencia, la decisión es solo nuestra.
Una vez aquí podemos arriesgarnos a vivir... ¿Quién se arriesga?
Vislumbrar posibles alternativas sin cerrar puertas es el primer paso hacia el abandono de la heteronomía. Creo que esta transición es bastante difícil si el abanico de opciones pasa inadvertido ante nuestros ojos, pero si alguna vez hemos llegado a sentir su presencia, la decisión es solo nuestra.
Una vez aquí podemos arriesgarnos a vivir... ¿Quién se arriesga?
11/11/11
El observador
En nuestra vida diaria desempeñamos roles completamente diferentes según las distintas situaciones y personas con las que nos encontramos. Como un actor que cambia de obra de teatro, pasamos de interpretar el papel de hij@ al de amig@, por ejemplo. No nos comportamos igual cuando desempeñamos estos diferentes papeles, de hecho podemos sacar rasgos de personalidad totalmente diferentes según se trate de un contexto u otro: puedes no rebatir nunca la palabra de tus jefes y, sin embargo, no parar de contradecir a tus compañeros de trabajo.
Entonces, ¿dónde está la estabilidad? Cierto es que normalmente suele haber cierta coherencia aún entre roles diferentes, pero es nuestro yo observador el que, una vez activado, permanece intacto situación tras situación. Nuestras conductas son variables; sin embargo, nuestro observador interno, nuestras cogniciones, pueden acompañarnos siempre para tomar conciencia de estas conductas o, simplemente, del momento presente…
Entonces, ¿dónde está la estabilidad? Cierto es que normalmente suele haber cierta coherencia aún entre roles diferentes, pero es nuestro yo observador el que, una vez activado, permanece intacto situación tras situación. Nuestras conductas son variables; sin embargo, nuestro observador interno, nuestras cogniciones, pueden acompañarnos siempre para tomar conciencia de estas conductas o, simplemente, del momento presente…
“No eres tu mente.
Eres conciencia.”
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