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El día 15 parto a esa ciudad evocadora de innumerables sentimientos contrapuestos que en su día ya reflejaron poetas de la talla de Bécquer y Machado.
No quiero irme de Madrid, aquí tengo mi vida, mi gente y un montón de cosas nuevas por descubrir. Sin embargo, hay algo oculto en esa ciudad llamada Soria, estoy segura de que me acompañarán sus hermosos paisajes, bálsamo para cualquiera, y también añoranzas de mi infancia. Porque fue allí y sólo allí donde hice mis primeras y más fuertes amistades, donde surgieron mis primeros amores, donde cada año he cumplido un año más, aunque también es cierto que fue allí y sólo allí donde me topé con la amargura de las primeras enemistades, la desilusión de los primeros desamores y el dolor de los primeros golpes.
Pero, a pesar de no haber tenido mucha suerte allí, Soria me sigue pareciendo una ciudad singular a la que no guardo ningún rencor, sino al contrario. Al fin y al cabo Machado también recordaba Soria con dolor y no por ello dejó de quererla, eso es algo que sólo el que ha estado allí puede comprender.
Así que me voy con esperanza, me lo tomaré como unos meses de relax para poder regresar a Madrid con las pilas más cargadas que nunca. Y quién sabe, a lo mejor hasta puedo volver a disfrutar de ese lugar que siempre tendrá un hueco en mi corazón.