11/7/09

Soria


El día 15 parto a esa ciudad evocadora de innumerables sentimientos contrapuestos que en su día ya reflejaron poetas de la talla de Bécquer y Machado.

No quiero irme de Madrid, aquí tengo mi vida, mi gente y un montón de cosas nuevas por descubrir. Sin embargo, hay algo oculto en esa ciudad llamada Soria, estoy segura de que me acompañarán sus hermosos paisajes, bálsamo para cualquiera, y también añoranzas de mi infancia. Porque fue allí y sólo allí donde hice mis primeras y más fuertes amistades, donde surgieron mis primeros amores, donde cada año he cumplido un año más, aunque también es cierto que fue allí y sólo allí donde me topé con la amargura de las primeras enemistades, la desilusión de los primeros desamores y el dolor de los primeros golpes.

Pero, a pesar de no haber tenido mucha suerte allí, Soria me sigue pareciendo una ciudad singular a la que no guardo ningún rencor, sino al contrario. Al fin y al cabo Machado también recordaba Soria con dolor y no por ello dejó de quererla, eso es algo que sólo el que ha estado allí puede comprender.

Así que me voy con esperanza, me lo tomaré como unos meses de relax para poder regresar a Madrid con las pilas más cargadas que nunca. Y quién sabe, a lo mejor hasta puedo volver a disfrutar de ese lugar que siempre tendrá un hueco en mi corazón.



5/7/09

"Érase una vez un joven que tenía fama de ser el individuo más terco de la ciudad, y una mujer que tenía fama de ser la doncella más tozuda, e inevitablemente terminaron por enamorarse y casarse.

Después de la boda, celebraron en su nuevo hogar un gran festín que duró todo el día.

Al fin los amigos y parientes no pudieron comer más, y uno por uno se marcharon.

Los novios cayeron agotados, y estaban preparándose para quitarse los zapatos y descansar cuando el marido notó que el último invitado se había olvidado de cerrar la puerta al marcharse.

-Querida -dijo-, ¿te molestaría levantarte para cerrar la puerta? Entra una corriente de aire.

-¿Por qué debo cerrarla yo? -bostezó la esposa-. Estuve de pie todo el día, y acabo de sentarme. Ciérrala tú.

-¡Conque sí! -regonzó el esposo-. En cuanto tienes la sortija en el dedo, te conviertes en una holgazana.

-¿Cómo te atreves? -gritó la novia-. No hace un día que estamos casados y ya me insultas y me tratas con prepotencia. ¡Debí saber que serías uno de esos maridos!

-Vaya -gruñó el esposo-. ¿Debo escuchar tus quejas eternamente?

-¿Y yo debo escuchar eternamente tus protestas y reproches?

Se miraron con mal ceño durante cinco minutos. Luego la novia tuvo una idea.

-Querido -dijo-, ninguno de ambos quiere cerrar la puerta, y ambos estamos cansados de oír la voz del otro.
Así que propongo una competencia. El que hable primero debe levantarse a cerrar la puerta.

-Es la mejor idea que he oído en todo el día -respondió el esposo-. Comencemos ahora.

Se pusieron cómodos, cada cual en una silla, y se sentaron frente a frente sin decir una palabra.

Así habían pasado dos horas cuando un par de ladrones pasó por la calle con un carro.
Vieron la puerta abierta y entraron en la casa, donde no parecía haber nadie, y se pusieron a robar todo aquello de que podían echar mano.
Tomaron mesas y sillas, descolgaron cuadros de las paredes, incluso enrollaron alfombras.

Pero los recién casados no hablaban ni se movían.

No puedo creerlo -pensó el esposo-. Se llevarán todo lo que poseemos, y ella no dice una palabra.

¿Por qué no pide ayuda -se preguntó la esposa-. ¿Piensa quedarse sentado mientras nos roban a su antojo?

Al fin los ladrones repararon en esa callada e inmóvil pareja y, tomando a los recién casados por figuras de cera, los despojaron de sus joyas, relojes y billeteras.
Pero ninguno de ambos dijo una palabra.

Los ladrones se largaron con su botín, y los recién casados permanecieron sentados toda la noche.
Al amanecer un policía pasó por la calle y, viendo la puerta abierta, se asomó para ver si todo estaba bien.
Pero no pudo obtener una respuesta de la pareja silenciosa.

-¡A ver! -rugió-. ¡Soy el agente de la ley! ¿Quiénes son ustedes? ¿Esta casa les pertenece? ¿Qué sucedió con todos los muebles?

Y al no obtener respuesta, se dispuso a golpear al hombre en la oreja.

-¡No se atreva! -gritó la esposa, poniéndose en pie-. Es mi marido, y si usted le pone un dedo encima, tendrá que responder ante mí.

-¡Gané! -gritó el esposo, batiendo las palmas-. ¡Ahora ve a cerrar la puerta!"


William J. Bennett, El libro de las virtudes

Orgullo Gay 2009


Por tercer año consecutivo asistí a la multitudinaria manifestación del Orgullo Gay, aunque de manifestación tiene más bien poco.

La víspera nos pasamos un rato por la Plaza de Chueca que estaba con bastante ambiente y vimos la actuación de un grupo mezcla rara de rock y flamenqueo que estaba muy curioso, después para rematar La Plexy con sus coreografías, lo más de lo más.

Y ayer fue el día multitudinario, gente de colorines (ejem), con gafas de corazón (ejem), labios rojo fuego (ejem), con banderitas, travestidos, en calzoncillos, pintados, GLAM METALEROS, vestidos como siempre, etc, con muchas ganas de fiesta y sangría, pero seguramente la mayoría ni siquiera sabían el lema del Orgullo de este año: “Escuela sin armarios”.

Por eso mismo he dicho antes que de manifestación tiene poco, creo que para muchos es simplemente una excusa para montar una juerga por todo lo alto, hacer caja y realizar alguna que otra estrategia política. Sin embargo, yo sigo yendo porque estoy de acuerdo con lo que en teoría reivindican ahí y también porque es muy difícil resistir la tentación de estar en la capital y no ir a ver tal escenario, me impactan bastante estas macrofiestas.

Pienso que los homosexuales tienen los mismos derechos que los demás (hasta ahí creo que la mayoría de la gente llega), cada cual es libre de hacer lo que quiera con su vida mientras no moleste a los demás y, que yo sepa, ellos no molestan a nadie siendo gays. Aunque, si lo miramos así, también podríamos hacer una fiesta del Orgullo Heterosexual (sin despreciar la del Orgullo Gay) y también otra del Orgullo Bisexual, incluso otra del Orgullo Asexual (si, también hay gente asexual) para que nadie se sienta marginado. Ah! Y en todas ellas cobrar el vasito de Coca-Cola a 4,50 € como en el Orgullo Gay, que si no a ver cómo salimos de la crisis!

Pero bueno, al menos me lo pasé bien con los gays (y con los no tan gays xDDD). ^^


PD: Si, me gusta sacarle punta a todo.